
Guía de serenidad para días caóticos
Cómo desarrollar la imperturbabilidad (sin volverte de piedra)
Abres los ojos, te levantas bien… pero de un momento para otro, todo colapsa.
El correo llega y te vuelve un ocho, el cliente (o jefe) que cambia todo, tu pareja amaneció irritable, la llamada que interrumpe justo cuando ibas a descansar.
Un segundo y ya estás en modo sobrevivir.
Lo peor es que lo sabes. Te escuchas hablando rápido, respirando corto, repitiéndote “tranquila/o” pero sin poder calmarte.
Yo, en esos momentos, pienso… ¿por qué no seré importac%$ista? Más elegantemente… imperturbable.
En esta guía te entrego los síntomas y qué hacer ante cada uno, no para que dejes de sentir sino para que las cosas no se te conviertan en una película interna de drama, culpa o control. Con estos consejos vas a entrenarte para llevar tu vida con un poco más de calma.
1. Cuando todo te irrita
Te pasa, ¿no? todo te molesta: el ruido, la gente, el computador que carga lento, lo que sí se dice y lo que no. Traducción: Estás saturada/o, no es que seas intolerante.
El cuerpo y la cabeza están en huelga porque llevas días sin pausa, acumulando pendientes y emociones que no han tenido dónde aterrizar.
Qué hacer:
Primero, para. Literalmente. No hagas nada durante un minuto, ni pensar, ni revisar el celular. Después, haz algo pequeño que te cuide: estírate, toma agua, sal al aire, camina aunque sea cinco minutos. El cuerpo se calma antes que la mente, y cuando el cuerpo baja revoluciones, todo empieza a verse distinto.
Pro tip: Haz una lista de lo que necesitas tú. ¿Qué necesitas soltar o procesar? ¿Qué es eso que no puedes seguir cargando? A veces la calma no llega porque estás intentando sostenerlo todo al mismo tiempo.
2. Cuando alguien te habla mal y te quedas repitiendo la escena infinitamente
Y ojalá sean las 3 de la mañana. Duro parar ese tren de alta velocidad de pensamientos… Esa sensación de “¿por qué me habló así?” Y tú, horas después, todavía redactando la respuesta perfecta en tu cabeza.
Qué hacer:
Respira y pregúntate: “¿qué fue exactamente lo que me dolió?” Descubre el botón emocional que te está detonando. Recuerda que lo externo no puede afectarte, a menos que ya haya algo adentro que se active con esta situación.
Pro tip: Escritura automática. Toma un papel y un lápiz y escribe todo lo que se te pase por la cabeza, eso ayuda un montón.

3. Cuando todo se sale del plan y sientes que nada funciona
Hiciste la lista, la agenda, los recordatorios pero nada sale como lo habías planeado. Tú, por dentro (y a veces a viva voz): “¡No puede ser!” Pero sí, puede. Y pasa. Es más, es frecuente (por lo menos en mi caso).
Qué hacer:
Vuelve a lo simple: ¿qué sí depende de ti hoy? Haz eso, y suelta el resto. Acepta lo que tienes sobre la mesa y ajusta el rumbo. Lo que tú percibes como desordenado no está saliendo mal, está tomando otra forma. Y te va a ir mucho mejor si, en vez de controlarlo todo, te mantienes presente y recibes el mensaje que la situación te trae.
Pro tip: no “revientes” tu agenda. Deja espacios libres para reaccionar a las eventualidades, que resultan siendo más frecuentes que eventuales. Así, le dejas espacio a la vida para que suceda.
4. Cuando no puedes dejar de pensar en algo
La conversación, el error, el correo que debiste enviar diferente… Y repites y repites, como si eso lo fuera a resolver.
Qué hacer:
Muévete, camina, pon música, escribe lo que te tiene dando vueltas. Pensar solo alimenta el bucle.
Pro tip: Muévete enérgicamente o baila. Esto rompe el ciclo mental y, además, te genera cansancio físico = endorfinas.

5. Cuando haces todo “bien” y aún así no encuentras calma
Meditas, respiras, haces yoga, y aún así el caos no se va. Normal, pasa más de lo que quisiéramos.
Qué hacer:
No intentes calmarte a la fuerza, solo observa lo que pasa. A veces el cuerpo necesita sacar lo que lleva guardado, y eso también es equilibrio. Si buscas callarlo a las malas, ya sabes lo que dice el dicho: “Lo que resistes, persiste”
Pro tip: Observa, ¿estás realmente haciendo todo bien o estás tratando de callar algo adentro llenándote de cosas por hacer?
La imperturbabilidad no llega con incienso ni velas, llega con práctica. Con cada vez que eliges respirar en lugar de reaccionar, con cada vez que te aguantas las ganas de controlarlo todo y te dices, medio en broma y medio en serio, “ya, suficiente por hoy”. No se trata de alcanzar una calma perfecta, sino de recordarte que sigues ahí, firme, aunque el día venga enredado.
Invitación final
Si te cuesta sostener la calma o ya no sabes cómo parar la cabeza, me encantará acompañarte en una sesión de autoconocimiento con eneagrama o en un proceso de coaching para ayudarte a entender de dónde viene esa sobrecarga y cómo volver a tu centro sin perder tu fuego.
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Adriana Zapata V.
Abogada · Coach · Mentora en Estrategia Personal y Empresarial
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“Menos ruido, más estrategia”
